La ermita del Cristo de la Misericordia
fue en sus orígenes un edificio mudéjar, si bien ha experimentado importantes cambios a lo largo de los siglos XIX y XX. Las dimensiones del edificio son bastante pequeñas, configurándose como una iglesia de planta rectangular, constituida por dos tramos, separados por un arco triunfal apuntado, y un tipo distinto de cubierta cada uno. El primer tramo lleva cubierta adintelada. El segundo constituye la capilla mayor y está cubierta por una bóveda vaída.
Cuenta con una sola portada al exterior. Está abierta en el muro de la Epístola, en la parte de los pies. Aparece enmarcada por un alfiz y rematada por una cornisa volada. En el muro de la Epístola, en su parte cabecera, el edificio lleva una espadaña realizada en ladrillo y en un solo cuerpo.
En el centro del presbiterio se encuentra un retablo hornacina, con una decoración de hojarasca, que data de mediados del siglo XVII. Este retablo sirve de marco para el Crucuficado.
Pertenecientes a la Ermita del Cristo existen otras obras, ubicadas en otros lugares. Tal es el caso de una imagen de San Blas, obra del siglo XVII. A los momentos finales del siglo XVII pertenece una escultura del Niño Jesús.
Existen una serie de lienzos que se distribuyen por el pequeño espacio, que tienen como motivo temático la representación del Ecce Homo, la Virgen María y la Inmaculada.
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