martes, 9 de abril de 2013

Sentimientos de un misionero al abandonar su misión




Domingo, 07 de abril de 2013

“El desgarro, el dolor y la sensación de ruina, el sabor a ceniza y el desconcierto”
                                                                   
El misionero Rafael Marco, de la Sociedad de Misiones Africanas relata cómo ha afectado la situación de violencias. A pesar de todo estábamos dispuestos a continuar, por lo menos hasta el final del curso pastoral; sin embargo, el día 14 recibimos una llamada telefónica del arzobispo que nos urgía a abandonar la misión.
Estamos en Niamey desde hace poco más de un mes, sin poder salir de la ciudad hasta el día de ayer, y desde aquí seguimos algunas de las actividades en las que estábamos comprometidos: un sacerdote africano va todos los fines de semana a Tera a celebrar la Eucaristía, seguir a los catecúmenos y velar por la vida de la comunidad; continuamos con la asistencia y formación del grupo de niños vulnerables y sus familias así como la construcción y restauración de 120 casas que se vinieron abajo total o parcialmente a causa de las lluvias e inundaciones del mes de agosto y la perforación de varios pozos que no pudieron hacerse el año pasado.
Estamos a la espera de lo que el Espíritu quiere ahora de nosotros; a ver si sabemos responder con alegría y generosidad. Contamos con vuestra oración y apoyo”.
Las Hermanitas de Charles de Foucauld están en Níger desde hace mucho tiempo y todo el mundo las quiere. Rafael cuenta que “las hermanitas de Foucauld, por razones de seguridad, se les ha obligado a abandonar varias misiones: Agadez, Nguigmi… y últimamente Bankilaré, vecina a nuestra misión de Tera, y decían al dejar Bankilaré: ‘Es inútil describir el desgarro que ha supuesto para nosotras: los lazos de comunidad y personales que se han ido estableciendo, los rostros que guardamos en el corazón y el testimonio de que una vida común (con el pueblo tuareg) es posible… parece que se han quebrado. Se diría que es eso lo que pretenden los integrismos. Causa un dolor terrible que toca el corazón del Evangelio y el carisma de fraternidad; sobre todo que, allí, en Bankilaré, vivíamos esta proximidad, este vivir con un pequeño grupo humano, marginal, que no pasará a la historia, y descubríamos con alegría los valores que estaban allí, en lo cotidiano, con sabor a Evangelio’. No lo sabría decir mejor que ellas, pero ha sido la misma experiencia que vivimos nosotros ahora al dejar Tera: el desgarro, el dolor y la sensación de ruina, el sabor a ceniza y el desconcierto… Adiós Alhadji, adiós mercado, adiós Umu, adiós Musa y Fati, adiós puente, adiós Tera… iba murmurando Joaquín por la ventanilla del coche cuando abandonamos la misión; sin embargo, mantenemos la esperanza y trabajaremos para que así sea, aunque no resulte fácil, de que el amor y la fraternidad acabarán por triunfar una mañana radiante de Pascua. Por eso seguimos adelante”.

fuente: http://www.archisevilla.org/blogs.php?blog=6

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